COMUNICADO

El Estado, por medio de sus cuerpos de represión, siempre se ha opuesto violentamente a todo avance en derechos tanto sociales como laborales, sexuales y de todo tipo. No olvidemos que el reconocimiento de los derechos humanos y sociales ha sido y es una conquista de los movimientos obreros y sociales en la calle, no un regalo estatal o patronal, y que en la práctica, son vulnerados continuamente.

Los Estados utilizan las leyes para legitimar el sistema de explotación basado en las desigualdades de clase, en los que una clase social tiene el control de la economía y por tanto el control del gobierno, de los medios de producción, de los medios de comunicación y de la justicia; mientras que otra clase social, la nuestra, sacrifica su vida, sometida a un sistema productivo que permite a la burguesía acumular riquezas de forma infinita. En estos momentos la clase trabajadora está sufriendo una de las peores crisis del capitalismo, con casi 4 millones de paradas, 900.000 personas todavía en ERTE y unas condiciones cada vez más precarias en el mercado laboral; sin embargo, no dejamos de ver cómo miembros de la Casa Real, políticos, empresarios y demás miembros de la alta sociedad, de ideología liberal todos ellos, reciben trato de favor por parte de la justicia ante sus multimillonarios crímenes mientras nuestras hermanas y hermanos de clase obrera son perseguidas, agredidas y encerradas por reivindicar derechos y justicia social en las calles.


Desde los medios de comunicación no dejan de enviar mensajes propagandísticos que tienen como objetivo criminalizar la protesta equiparando rotura de escaparates y quema de contenedores a crimen, y creando una opinión pública contraria a las reivindicaciones que acompañan estos actos.

El capitalismo es en la actualidad la mayor amenaza para la supervivencia en el planeta y de las formas tradicionales de vida, la cultura de los pueblos, y solo busca acumular capitales sometiendo, esclavizando y explotando cualquier cosa que le permita seguir creciendo. Quienes nos oponemos a este sistema no somos personas violentas, al contrario, somos personas conscientes que buscamos un futuro mejor para las generaciones futuras y que aspiramos por encima de todo a la justicia social. Y es entonces cuando de nuevo el Estado utiliza la violencia, la represión, el miedo, la manipulación… para acabar con la «disidencia».


El 1º de Mayo es una jornada en la que se reivindican las conquistas sociales gracias a la lucha obrera, se conmemora la lucha que iniciaron en Chicago obreras y obreros como nosotras en favor de la jornada laboral de 8 horas, y que también fueron acusados de violentos, radicales y extremistas por los mismos que nos acusan a nosotras actualmente. Muchos fueron encerrados, perseguidos, torturados y asesinados por la misma policía y el mismo sistema judicial que nos persigue y nos encierra hoy. El mantenimiento del orden social, la paz social, no significa bajo su perspectiva más que someterse a las leyes y aceptar las profundas desigualdades sociales y los crímenes que estas vienen a legitimar.

Este 1º de Mayo pedimos un reparto justo del trabajo y la riqueza, la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial, exigimos justicia social, pero sin olvidarnos de todas las personas detenidas y represaliadas por ejercer su derecho a manifestación y a la libertad de expresión.

Porque la represión y la violencia del Estado siempre la sufrimos la clase obrera.

Por un 1º de Mayo Anarquista y antirrepresivo.

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