Por un lado Toxo y Méndez, los perpetradores de ese crimen llamado paz social que nos deja a los trabajadores en el paro y la precariedad para apuntalar a una sociedad que hace aguas por todos lados. Por el otro, el invento de Paco Ignacio Taibo II, uno de los tantos que en este país descubrieron el poder mercantil de la cultura si se la adereza con un poco de izquierdismo.

La Semana Negra vuelve a hacer gala de su tremenda capacidad para, con las miserias del mundo, maquillar la desfachatez de los que contribuyen a las mismas. Esta vez llevando a Toxo y Méndez a presentar libros dentro de un programa de actos bajo el tÌtulo genérico de «Movimiento Obrero». Precisamente a los principales desmanteladores de este «movimiento». Lo uno y lo contrario, la especialidad intelectual de los «Taibos» del mundo, que continuamente hacen este malabarismo sin ponerse colorados; porque rojos ya sabemos todos que lo son.

Aunque uno no sabe muy bien si alabar la coherencia de la Semana Negra. Quién mejor que los léderes de CCOO y UGT para hablar de movimiento obrero: no hay mejor cuña que la de la misma madera. Todo ello patrocinado por la caca-cola, que también sabe mucho de movimiento obrero. Si no, que se lo pregunten a los sindicalistas asesinados en Colombia.

La Semana Negra es el espacio natural para esa izquierda que se cambió de bando en la lucha de clases sin cambiarse de lado en la postura políica. Vamos, esos que se empeñan en darnos la razón a los que rechazamos el parlamentarismo.

Pan y circo. Chiringuitos con comida y tenderetes con libros. La Semana Negra es una metáfora sublime en sí misma.

Por admin

3 comentarios en «Toxo, Mendez y la Semana Negra: Poco pan y muchísimo circo»
  1. Leí el articulo y sin ánimo de contrariar o querer poner pegas a lo que aquí se escribe me parece que se olvida algo, o tal vez no se quiso llevar por ese terreno.
    Soy ferviente seguidor de la semana negra, y creo que el problema, porque existe aunque algunos no quieran verlo, es variado. Y tiene que ver con lo que muy bien se menciona aquí y no es otro que la fiesta no la organiza el pueblo sino que la dirige y se beneficia una minoría muy selecta.
    Esto da lugar a lo que aquí se comenta: la falsedad. Por una lado se vende como un evento de participación masiva del pueblo y sin embargo se niega el derecho de preguntar a los autores o conferenciantes dejando solo que sea esa élite quien dirija, quien pregunte, quien rectifique o quien corrija al invitad@.
    Otro aspecto destacable es la imagen de certamen cultural que se vuelve a intentar dar y que en la práctica y en su corazón no van por ahí. Uno de los principales malestares que ha suscitado esta fiesta es precisamente esa: la de que se imponga el beneficio que dan fiestas salvajes de bakalao, ruido sin control etc, a un certamen por desgracia mucho menos lucrativo como es vender libros, películas etc.
    En fin, las contradicciones son evidentes. No mencioné el aspecto relacionado con el movimiento obrero porque esta bien explicado, la clave para mí es que la fiesta se haga desde el pueblo y para el pueblo.

  2. Me parece terrible que los organizadores de la Semana Negra vayan de ácratas-comunistas-socialistas (ellos mismos no lo tienen muy claro) cuando están patrocinados por Coca-Cola, una empresa asesina y reaccionaria a más no poder y por Cajastur( al mismo tiempo que en la SN hay tenderete de los Afectados por la Hipoteca) Así se lo hice saber-hace unos años- a alguien de la organización. Se puso colorada y a llamar nerviosamente por el móvil, diciéndome que no tenía tiempo para hablar mientras echaba a correr.

    Creo necesaria alguna acción para la próxima edición de esta Semana Negra que va de una cosa y es lo contrario.

    Y que conste que yo he ido en varias ediciones, incluso a leer poemas en una jam session de poesía. Sé que soy algo hipócrita,como la mayoría de las personas. En mi opinión, es imposible mantenerse todo el tiempo completamente opuestos al sistema pues todo, absolutamente todo… es sistema. Pero sí hay que luchar y tener la mayor coherencia posible y este no es el caso, a mi juicio, de Taibo y cía, que más parecen una mafia que otra cosa. Que van de revolucionarios y viven de las subvenciones municipales. Que siempre son los mismos, no dejando que nadie fuera de su círculo y con un mínimo espíritu crítico, se acerque. Que lavan su conciencia con exposiciones fotográficas sobre Hambre en África, desahucios, etc. Que «permiten» manifestaciones de todo tipo, que venden libros sobre Proudhon o Kropotkin y que- en apariencia- denostan continuamente ese capitalismo en el que ellos viven estupendamente y sin ningún deseo real de que esa situación cambie.

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