
La situación a que abocan a la clase trabajadora los planes de reestructuración para un nuevo y más depredador periodo de acumulación capitalista se hace cada día más insoportable, y solo podrá ponérsele coto desde la contestación social a partir de las luchas entabladas por los damnificados directos de tal desastre y desde la solidaridad proletaria que propicie una respuesta autónoma de clase. Es hora de dejar de pedir y de esperar una solución de quienes provocan el problema, para empezar a construir la inevitable alternativa al sistema de la explotación y el expolio, caduco ya en el horizonte de la conciencia social del s. XXI.